miércoles, 23 de agosto de 2017

Me haces bien.

Todo un placer conocerte, amor.
Y cuando crees que ya no vas a conocer a alguien que te haga olvidar todo va y aparece.
Y qué bien.
Quiero más, mucho más.

Y es que tus sonrisas por la mañana dan vida.
Cuando te tumbas encima mía y me das los buenos días.
Cuando me hago la remolona por no querer salir de la cama y llegamos tarde al trabajo.
Cuando me dices que nos duchamos juntos o sino no te duchas.

Cuando piensas en mí y odio que te olvides de ti.
Cuando que desayune es tu mayor prioridad.
Cuando colocas un mechón de pelo detrás de mi oreja.
Cuando sonríes y no existe nada más.
Joder, eres amor.

Y en eso se resume todo, en que alguien te cuide.
Mejor dicho, en que alguien quiera cuidarte porque le nace solo.
Quédate, por favor.
Me haces bien.
Me haces feliz.

Y tu maldita sonrisa... cura lo que creía incurable.
Gracias por aparecer, quedarte y quererme.

Gracias por permanecer.

Y es ahora a tu lado que he aprendido a no tener miedo.
Por que ahora sé lo que es que alguien lo de todo por otro alguien.
Quiéreme, porque quiero pertenecerte, amor.
Pertenecerte con total libertad.
Como me gusta ser.
Libre, pero a tu lado.
A tu lado, pero sin cortarme las alas.

Y sí, hay gente que te quiere libre.
Y eso hace que me quiera a tu lado.

Bienvenido al resto de nuestras vidas.




Despedidas.

Y dime, ¿Cómo te digo quédate?
Si ya te he dicho adiós.

Si tal vez ninguno merecemos otro nuevo comienzo.
Incluso estaría mal.
Sí, estaría muy mal después de tanto dolor.

Te echo de menos.
Ya no siempre, pero a veces sigues doliendo.
Supongo que siempre dolerás.
Porque hablo por mí, pero nos hemos perdido lo mejor que podía pasarnos.

Te quiero.
¡Claro que te quiero!
Aún pondría la mano en el fuego por ti, amor.
Sabiendo que saldría ardiendo.

Los recuerdos...
esos sí que aún arden en el pecho.
Cada maldito y precioso recuerdo que ya jamás volveremos a compartir.

¿Qué hemos hecho?
¿Cuándo decidimos que lo mejor era tirar la toalla?
Quizás fue en el día en el que entendí que ya no eras la persona de la que me había enamorado.
Y cariño, a día de hoy...
Yo tampoco soy la persona de la que un día te enamoraste tú.
Si es que realmente algún día llegaste a hacerlo.

Nunca mostrabas realmente lo que sentías...
Así que preguntarme a día de hoy si algún día me quisiste
puede que esté incluso de más.

Esperaba que volvieras, incluso después de haberte echado de mi vida.
A veces te echo de menos en los rincones de mi casa, aunque fui yo quien decidió que ya no estés en ninguno de ellos.

Ahora sé que ninguno de los dos hemos perdido.
Estamos ganando.
                     Estamos ganando personas increíbles.

                                 Atentamente:La persona que una vez fue tuya.



martes, 22 de agosto de 2017

No soy tu basura, ni tu juguete, ni eres mi dueño.

Y es que es así.
¡Y mira que está mal!
Pero joder, que nos pisotean y no.
¡Claro que no!

Para empezar no soy tu basura, ni tu juguete, ni eres mi dueño.
Eso para empezar.

Que sí, vale, estoy aquí.
Pero no soy tu jodida propiedad.

Lo que tu quieras, pero lo que yo diga.

A estas alturas, después de tantos desengaños no vamos a ser tontas...

Toda la puta vida aguantando mierda, haciendo lo que toda la puta vida habéis querido...
y ahora tenéis miedo de que hagamos con vosotros todo lo que habéis hecho siempre con nosotras.

Hemos despertado, somos libres y no por eso infieles.
Sólo queremos algo que merezca la pena.
Que nos deis ganas de más y no de irnos corriendo.

Que queremos quereros, pero a veces, no todos, nunca todos, qué difícil nos lo ponéis.
Sólo reivindico nuestro sitio y no me importa que me llaméis agresiva, egocéntrica y zorra.
Hemos aprendido mucho de vosotros y la jaula ya se nos queda pequeña.

No soy tu zorra, no dispones siempre que te plazca de mí y por supuesto no nací para complacerte.

Quiero estar a tu lado, pero siempre lo haré en igualdad de condiciones o te tocará olvidarme, porque jamás voy a vivir con miedo.

No me callo, suficientes han muerto ya en absoluto silencio.

He aprendido a sonreír por mi, por quien es feliz con mi sonrisa y por quien detesta verme sonreír.

Si me quieres libre y a tu lado, mi más sentido quédate.

La mierda que me diste y yo veneraba.

¿Sabéis la sensación de vivir un amor paralelo a la realidad?

Como cuando te crees que te dan amor y en realidad es solo mierda.

Creía que me querías cuando en realidad hacías de todo menos eso.
Te perdoné cosas que llegué a creer que tenían una buena explicación.
Cuando en realidad no.

Me tenías en la palma de tu mano, podías hacer conmigo lo que quisieras.
Y tú en cambio optaste por destruirme.
Lo habría dado todo por ti y tú decidiste sacar lo peor de mí.
Incluso llegaste a hacerme creer que la culpa de todo era mía.

Dos años.
Dos putos y jodidos años haciéndome creer que lo que recibía de ti estaba bien.

Aprendí a sonreír como si no me hubiera muerto en el intento.

Puta ceguera, joder.
Puto amor que lo ciega todo a su paso.

Puta locura la mía por ti.
Te veneraba.
Te tenía en un inmenso pedestal y lo único que pasó es que tú me mirabas desde arriba con soberbia consciente de dónde te tenía.

Y qué bonito fue cuando se me cayó la venda de los ojos.
Cuando comencé a ver tus engaños.
Tu falta de saber amar.
¡Qué ciega estuve, maldita sea!

Bonito, bonito fue el día que decidí que tus regalos ya no me compraban.
¡Qué tonta fui al creer que eran por amor!
Cuando la realidad era muy diferente.
Sólo querías comprar mi cariño.
Y no amor, no tengo precio.

Creía que todo estaba perfecto.
Que el amor podría con todo...
Y con lo único que pudo fue conmigo.

Qué tonta fui al ocultarle al mundo lo que me hacías.
Qué tonta fui tratando de maquillar la verdad...
cuando lo único que merecías era que todos supieran la verdad.

Joder, gracias.
Me hiciste quererme decepción tras decepción.
Y qué gran peso de encima me quité el día en que fui capaz de no mentir más por ti.

Ahora sé que reconocer es empezar a superar.


Amor, ha sido todo un placer desconocerte.

Aún recuerdo tu risa.
Mi prisa por sacarte una sonrisa y comerte a besos.
A veces aún siento tus caricias.
O al menos aún intento sentirlas.
Y joder, se me pone la piel de gallina.

Tu olor.
Tu maldito y jodido olor tan perfecto.
A veces cierro los ojos e inspiro.
Esperando algo que ya no soy capaz de oler.

Tus besos.
Tu mano acariciando mi espalda.
Tus besos por la mañana al despedirte de mi antes de irte a trabajar.

Mis ganas de dar la vida por ti.
Dejarlo todo y centrarme en hacerte feliz.

Y de pronto,
tus pocas ganas.
Las malas caras.

El cambio de todo.

Ya no había besos ni caricias.
Ya no había despedidas por la mañana.
Dormíamos en la misma cama y hacía un frío que ni en el puto polo norte.

Aprendí a desconocer tus besos,
aprendí a no necesitarte.
Tú discutías y yo me callaba.
Creías que ibas ganando.
Pero en realidad amor,
yo ya estaba preparándome para irme.

Me buscaste llorando mil veces,
pero cariño,
he vuelto a sonreír.

Tengo otros labios que me besan con todas las ganas que te faltaban a ti.

Dijiste que creías que no sería capaz de irme y dejarte.
Ahora que has visto que es así te arrepientes y dices que vas a cambiar.

Pero ya no.
Ya no quiero que cambies.
¡Claro que no!
Ahora tengo todo lo que jamás me has dado.
Y te revienta verme feliz.
Me lo dices a todas horas.
Y eso, eso no era amor.
Si quieres que llore y esté mal no...
Claro que no lo es.

Y qué suerte la mía el día en que me armé de valor y decidí irme.
Y más suerte aún cuando apareció alguien queriéndome de verdad.

Amor,
ha sido todo un placer desconocerte.

Atentamente: Nunca tuya.