Cuentos de hadas.
Para siempre.
Vivieron felices y comieron perdices.
Princesas.
Príncipes.
Erase una vez.
De todo eso en lo único que creería sería en los dragones.
Magnificas bestias.
Incluso diría que es más probable ver un dragón a que un para siempre de los que creemos se cumpla.
¿Cuántas veces has creído que un para siempre se cumpliría?
Hablo por mí, me los creí dos veces.
Los deseaba.
Quería que fueran así.
Después de la primera decepción creía que en la segunda sería mejor.
Pero no.
Nosotros no somos príncipes y princesas.
No vivimos en cuentos aunque nos cuenten muchos.
No tenemos castillos.
Ni mucho menos nuestra historia comenzó con un erase una vez.
Ni acabaremos comiendo perdices y siendo felices.
Ni mucho menos vendrá un apuesto príncipe a rescatarnos de una torre ni matará a un dragón.
Primero porque me quedaría con el dragón,
y segundo porque ninguna de esas cosas existe.
También hay que decir que más que princesa en todo caso sería una guerrera.
Esas sí existen.
Y para qué mentir, suena mejor.
Ya no necesitamos que un hombre nos rescate.
Me conformo con que quieran bien.
¿Perdices? Perdona, pero prefiero pizza.
No quiero un príncipe, pero sí que esté encantado de estar conmigo.
A veces me pregunto si aún hay chicas esperando a ser rescatadas por su perfecto príncipe azul...
la verdad... hace tiempo que yo maté a la princesa que llevaba dentro cuando era una niña,
para convertirme en el dragón que todos los malditos príncipes quieren matar.
Lo siento, siempre he sido más de animales que de personas.